domenica 24 aprile 2011

RAVIOLI RICOTTA E ZAFFERANO - RAVIOLIS DE QUESO RICOTTA Y AZAFRÁN

(versión en español más abajo)

Pronti, via! Sono anni che cerco il coraggio di aprire un blog di cucina tutto mio, uno spazio in cui trascrivere le ricette a cui sono più affezionata, ma anche i miei esperimenti... visto che ho la pessima abitudine di scrivere poco e niente mentre cucino, e se proprio mi ci metto lo faccio su qualche post-it volante che (con la testa che mi ritrovo) perdo regolarmente.

Quando, nel 2005, ho lasciato la mia adorata Sardegna per andare a vivere a Madrid, mi sono accorta di quanto amassi i sapori che mi avevano accompagnato nella crescita e di quanto fosse importante per il mio equilibrio interiore non perderli. Insomma, ho cominciato a cucinare, spadellare, infornare e sfornare, ho scoperto che vivere all'estero non vuol dire per forza mettere una croce sui piatti preferiti. Ecco spiegato il nome di questo blog, un accostamento (ricotta + zafferano) che dalle mie parti sa di casa.
La mia prima ricetta, perciò, non poteva che essere una ricetta dietro la quale si cela un mondo. Il mio mondo. Signore e signori, ecco a voi le loro maestà i ravioli. E non ravioli qualunque, bensì i miei preferiti, quelli ripieni di ricotta e zafferano, che a Cagliari mangiamo con un sugo leggero di pomodoro e una spolverata di grana oppure pecorino.

INGREDIENTI
(per una trentina di ravioli)

per la pasta
400 gr. di farina 00
250 gr. di semola fine (granito)
1 uovo grande
1 tazza d'acqua calda e salata

per il ripieno
500 gr. di ricotta mista (vaccina + ovina)
1 uovo grande
1 bustina di zafferano
la buccia di un limone grattugiato
da 1 a 3 cucchiaini di zucchero a seconda dei gusti
sale q.b.

Preparate la pasta: su una spianatoia mescolate le due farine, fate una fontanella e aggiungete metà dell'acqua, l'uovo e impastate. Se durante la lavorazione la pasta chiederà altra acqua... dategliene pure! Una volta pronta avvolgetela in un panno lontano da fonti di calore.

E adesso il ripieno: schiacciate la ricotta con una forchetta, aggiungete l'uovo, il sale, lo zafferano, la buccia di un limone grattugiato e lo zucchero.

Ora prendete dall'armadio l'Imperia o chi per lei, e tirate la pasta (io ne taglio un pezzo, poi lo schiaccio per benino con le dita e faccio due giri a 6, uno a 4 e poi l'ultimo a 2), formate delle montagnette di ripieno, avvolgetele e poi formate il raviolo come più preferite (mi raccomando, badate bene di togliere tutta l'aria, altrimenti potrebbero aprirsi in cottura).

A mano a mano che li fate, adagiateli su un vassoio di carta spolverato di granito o semola, facendo attenzione che non si attacchino l'uno all'altro.


Intanto avrete sicuramente preparato il sugo di pomodoro, vero? Io lo faccio al volo, senza soffritto e vi assicuro che è davvero buono: una scatola di pelati frullati (rigorosamente La Fiammante, i miei preferiti in assoluto), una cipolla tagliata a metà, una carota, un cucchiaino di sale e mezzo di zucchero, un giro d'olio e qualche foglia di basilico. Bene, allora mettete a bollire l'acqua, tuffateci un bel cucchiaione di sale e poi i ravioli: con delicatezza, per favore! Aspettate che salgano a galla, scolateli con una paletta forata per non gettarli nello scolapasta rischiando di romperli, adagiateli nel piatto, una bella spolverata di grana o pecorino (o entrambi)... e buon appetito!


VERSIÓN EN ESPAÑOL

¡Preparados, listos, ya! Hace años que quiero abrir un blog de cocina mío en el que escribir las recetas a las que más cariño tengo y también mis experimentos (ya que suelo apuntarlas en algún post-it que siempre acabo perdiendo, ¡vaya cabeza!), pero hasta hace unos días no me atreví.

Cuando, en el 2005, me despedí de mi querida Cerdeña para mudarme a Madrid, me dí cuenta de lo importante que eran para mi los sabores de mi infancia, así que empecé a trastear en la cocina y descubrí que vivir en otro país tampoco quería decir renunciar a mis platos favoritos. De aquí el nombre de este blog: Ricotta y Azafrán, dos sabores que pegan muy bien y en mi cabeza - y en mi boca también - saben a casita.
Así que detrás de esta primera receta hay todo un mundo. Mi mundo. Señoras y señores, aquí tenéis a sus majestades los raviolis. Y no unos raviolis cualquiera, sino mis favoritos, los rellenos de queso ricotta y azafrán, que en mi ciudad - Cagliari - comemos con tomate y queso Grana Padano rallado o con queso Pecorino Sardo curado rallado.

INGREDIENTES
(para unos treinta raviolis)

para la pasta fresca
400 gr. de harina (mirar el contenido proteínico, tiene que ser de un 10%)
250 gr. di semolina
1 huevo grande
1 taza de agua caliente y salada

para el relleno
500 gr. de queso ricotta mixta (de vaca y oveja)
1 huevo grande
1 sobrecito de azafrán en polvo
la ralladura de un limón
de 1 a 3 cucharaditas de azúcar según los gustos
una pizca de sal

Preparamos la pasta fresca: mezclamos las dos harinas, hacemos el típico volcán en el que echamos la mitad del agua, el huevo y amasamos. Puede que la masa pida más agua... y no la vamos a dejar morirse de sed, ¿verdad? Cuando esté hecha, la envolvemos en un trapo y la dejamos reposar lejos de fuentes de calor.

Y ahora el relleno: aplastamos la ricotta con un tenedor, añadimos el huevo, la sal, el azafrán, la ralladura de limón y azúcar.

Ahorita cogemos nuestra máquina para hacer pasta y estiramos la masa (la pasamos dos veces por los rodillos a la anchura 6, una vez a la 4 y al final una vez a la 2).
 

Ponemos encima de la pasta unas montañitas de relleno, las cubrimos y formamos los raviolis como más nos gusta (cuidado, hay que sacar bien el aíre para que no se abran luego en la olla).


Cuando los tengamos listos los ponemos en una bandeja de cartón con un poco de semolina, teniendo cuidado que nuestro bichitos no se peguen entre ellos.

Ahora ponemos a hervir el agua en una olla bastante grande. Mientras tanto hemos preparado el tomate, ¿verdad? Yo lo hago sin sofrito ni nada, solo una lata de tomates pelados que batimos con la batidora (por cierto, si alguien ha visto la marca La Fiammante en Madrid, ¡que por favor me diga dónde!), una zanahoria, una cucharadita de sal, media cucharadita de azúcar, un chorrito de aceite y unas hojas de albahaca. A fuego bajo y cazo tapado durante unos 35-45 minutos. En cuanto el agua esté hirviendo, echamos una cucharada abundante de sal y los raviolis con mucho cariño para que no se rompan. Estarán listo cuando suban a la superficie, suelen tardar unos 7-8 minutos. Colarlos mejor con una espumadora (tirarlos en el colador sería un trauma para ellos), añadirles el tomate, echarle un poquito de queso Grana Padano o Pecorino Sardo... y ¡a comer!




1 commento:

  1. Acabo de ver todo tu blog y estoy alucinando con tus fotos ¡deberías ser fotógrafa! A mi marido también le ha encantado ¡espero impaciente tus próximos post! Si algún día te decides a dar algún curso en Madrid de fotografía y edición de fotos ¡me apunto!

    Besos,

    RispondiElimina